La Amenaza Oculta de los Productos Bactericidas
Matar microbios es hoy una obsesión para mucha gente. Dos compuestos antimicrobianos llamados triclosán y triclocarbán son en los últimos tiempos las armas más habituales que usamos en nuestra guerra de desgaste contra el bando microbiano. Ambas sustancias químicas son ingredientes de una amplia gama de productos de limpieza como por ejemplo jabones bactericidas, y el triclosán también está presente en enseres cotidianos que van desde plásticos hasta prendas de vestir. El tema del que tratamos en este artículo es delicado, como cabe esperar de toda confrontación, real o aparente, entre riesgos para la salud e intereses comerciales.
El triclosán, un conocido agente antimicrobiano, fue patentado en 1964, y se comenzó a usar en entornos clínicos, donde demostró ser un potente bactericida, muy útil antes de llevar a cabo operaciones quirúrgicas. Desde entonces, se ha instaurado la idea entre los consumidores de que es necesario usar también en el hogar agentes antimicrobianos. Los productos antimicrobianos hicieron su aparición en los jabones domésticos para las manos en la década de 1980. Y en 2001, el 76 por ciento de los jabones líquidos para manos en países como Estados Unidos ya contenía esa clase de productos químicos.
Los compuestos antimicrobianos han puesto en pie un sector industrial que mueve cifras de miles de millones de dólares, y estas sustancias químicas ya tienen una notable presencia en el medio ambiente y en los cuerpos de muchas personas. Los niveles de triclosán en los seres humanos han aumentado en un promedio del 50 por ciento desde 2004, según datos recientemente actualizados de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en Estados Unidos. El triclosán y el triclocarbán están presentes en el 60 por ciento de todos los ríos y arroyos de dicho país, y el análisis de los sedimentos en los lagos ha demostrado un aumento constante de triclosán desde los años 60. Hay productos químicos antimicrobianos en el polvo doméstico, en el que pueden actuar como alérgenos. Y, alarmantemente, un 97 por ciento de todas las mujeres lactantes en EE.UU. muestran niveles detectables de triclosán en su leche materna. Tales exposiciones innecesarias a productos antimicrobianos conllevan riesgos que, por ahora, no están bien definido.
El triclosán, un conocido agente antimicrobiano, fue patentado en 1964, y se comenzó a usar en entornos clínicos, donde demostró ser un potente bactericida, muy útil antes de llevar a cabo operaciones quirúrgicas. Desde entonces, se ha instaurado la idea entre los consumidores de que es necesario usar también en el hogar agentes antimicrobianos. Los productos antimicrobianos hicieron su aparición en los jabones domésticos para las manos en la década de 1980. Y en 2001, el 76 por ciento de los jabones líquidos para manos en países como Estados Unidos ya contenía esa clase de productos químicos.
Los compuestos antimicrobianos han puesto en pie un sector industrial que mueve cifras de miles de millones de dólares, y estas sustancias químicas ya tienen una notable presencia en el medio ambiente y en los cuerpos de muchas personas. Los niveles de triclosán en los seres humanos han aumentado en un promedio del 50 por ciento desde 2004, según datos recientemente actualizados de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en Estados Unidos. El triclosán y el triclocarbán están presentes en el 60 por ciento de todos los ríos y arroyos de dicho país, y el análisis de los sedimentos en los lagos ha demostrado un aumento constante de triclosán desde los años 60. Hay productos químicos antimicrobianos en el polvo doméstico, en el que pueden actuar como alérgenos. Y, alarmantemente, un 97 por ciento de todas las mujeres lactantes en EE.UU. muestran niveles detectables de triclosán en su leche materna. Tales exposiciones innecesarias a productos antimicrobianos conllevan riesgos que, por ahora, no están bien definido.
- Menor índice de enfermedades.
- Enriquecimiento del ambiente.
- Desodorización.
- Asepsia.
- Mayor tiempo de permanencia de clientes en locales.
- Mayor rendimiento laboral.
- Mejor conservación de los alimentos.
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